Tim y Vasil llegan a una galería subterránea del nivel -14, por la que pasa una tubería de recogida de residuos en dirección a la planta de reciclaje del nivel -21. Como allí no hay nadie, deciden afincarse. Pronto, un individuo que recorre las galerías a través de los respiradores, llamado Jéspil, aparece por una escotilla y les propone trabajar para él. Tienen que aliviar la presión de la tubería mediante una llave de paso que hay en la galería y darle la parte de residuos que salga. Eso sí, podrán comerse quienes quieran. Tras algunas vacilaciones, aceptan el trato.
Aunque la ilusión de Tim es subir hacia los niveles superiores, tan cerca de la superficie como sea posible, la abundancia de comida y los regalos que le hace Jéspil acaban atrapándole en una rutina en la que se siente feliz. Vasil, por su lado, procura irse de allí siempre que puede y recorrer los niveles superiores. Según justifica ante Tim, se dedica a explorar la ruta por la que podrán subir hacia arriba algún día. Tim sueña con que llega al exterior, donde espera que no haya quedado nadie después de la guerra nuclear ocurrida hace muchos años, y así poder empezar una nueva vida allí.
Mientras Tim trabaja, Vasil explora y Jéspil se lleva el fruto del trabajo de Tim, llega a la galería una pareja, Lara y Càspar, que buscan un sitio donde establecerse. Tras una acogida hostil, Tim acaba aceptando la presencia de los dos extraños, hechizado por las historias sobre los niveles superiores que le cuenta Lara. Sobre todo, por la posibilidad de acceder a la inmortalidad gracias a unos productos de los que disponen quienes viven ahí arriba. Tim seguirá pidiendo cosas y más cosas a Jéspil a cambio de su trabajo pero, cuando comienzan unas obras de remodelación de la galería, Jéspil les pide que se trasladen más hacia abajo, Tim se niega y la situación acaba precipitándose hacia la tragedia, al menos para algunos.
© Francesc Garcia Donet – 2015 (Nº RPI: V-1007-15)
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